CONCEPCIÓN
CONCEPCIÓN
Ofrecemos un acompañamiento a la pareja durante el proceso de concepción; expectativas, estilos de vida, conocimiento del propio cuerpo y ciclos femeninos.
Revisamos si hubo pérdidas anteriores para acompañar el duelo de los bebes que no nacieron.
Si tuviste una vivencia traumática con un parto anterior vemos qué se puede hacer con esa herida, para así poder entrar en otro embarazo habiendo sanado lo anterior.
El trabajo que hacemos está muy bien reflejado en el siguiente texto del libro “Concebir un Hijo” de Angela Boto:
«Todos los proyectos se gestan antes en el mundo de las ideas, de los deseos de las intenciones. Concebir un ser humano es, quizá, el proyecto creativo más importante, más apasionante y más hermoso porque se abre una puerta. Y no sólo es creativo apasionante y hermoso porque se abre una puerta a una nueva vida, sino porque es un auténtico camino iniciático para los futuros padres.
Es un camino de transformación y de descubrimiento, para traer un ser al mundo en las mejores condiciones, es recomendable parirse a uno mismo antes. Amarse en lo profundo, amar y respetar la materia que nos compone. Comprender las fuerzas sutiles de la sexualidad y su carácter sagrado. Honrar y entender el árbol que nos ha dado la vida y la base, los ancestros. Mirar en un espejo y descubrir sus códigos.
Para traer un ser humano al mundo hay que crear una mágia personal y dejar a un lado los prejuicios raciales. Poco importa si se cree o no se cree en la trascendencia. Si se cree, mejor, pero de lo contrario sólo hay que pensar en la potente Madre Naturaleza y sus rituales de seducción y de acoplamiento .Hay un tiempo para todo y un ritmo. Y ese tiempo no está escrito en ningún manual, ni sigue ninguna regla. Es un tiempo individual, único.
Igual que se puede crear un nuevo ser, se puede crear la vida propia y, lo que es mejor aún, se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo. Muchas veces el deseo de tener un hijo nos permite penetrar en territorios de nuestro misterioso ser que no hubiéramos osado ni vislumbrar.
Y cuando aceptamos el reto de convertirnos en los escultores de nuestra existencia y de nuestro propio ser; cuando soltamos todas las amarras y estamos dispuestos a saltar el vacio para desplegar las alas, lo cotidiano se vuelve mágico y el universo se pliega para secundar la aventura.
Al hablar de mágia no me refiero a algo fantástico ni utópico, sino del enorme potencias que tenemos entre las manos y que en la mayoría de los casos dormita porque no creemos en él. Un potencial que se puede poner en acto en lo cotidiano, en los pequeños y significativos gestos de la vida.»